La última espada negra (Volúmen I): Capítulo I: Una bendecida ciudad
Ciudad Bendición es una ciudad que está compuesta por grupos de protección y que hacen función de agentes de orden público y civil. Estos grupos protegen sobre todo de ataques locales de fauna invasor que habita el mundo de Orbis Magna, sobre todo de un conjunto de criaturas llamadas ámbares, los cuales en veces buscan establecerse dentro de zonas urbanas, agresivamente.
Al caer la noche en esta ciudad, la misma es tan iluminada a tal punto que casi no se nota la diferencia de cuándo es de día y cuándo es de noche, solo si se llega a mirar al cielo como tal se podría hacer diferencia por la excelente iluminación que posee.
Y justo en estos momentos hay una invasión de criaturas ámbar gestándose.
—¡Escuadrones de protección, muévanse al distrito tres! ¡Ambares llegando a la zona!— habla uno de los operadores de monitoreo militar de la ciudad a través de una red de cámaras de vigilancia y los agentes de protección reciben las órdenes en dispositivos auriculares.
Las unidades que conforman los equipos de toda la ciudad salen a gran velocidad movilizándose en automóviles, siendo los mismos aeronaves, carros o motocicletas desplegándose en medio de las calles para combatir las amenazas que han llegado a invadir la ciudad.
Las criaturas ámbar han empezado a destruir todo a su paso y atacan a civiles con gran violencia.
Muchos de los escuadrones atacan con armas de fuego, hojas de espada tecnológicas y mediante el uso de poderes civiles especiales, llamados "Kinesis".
En esta ciudad hay personas que tienen control de ciertas habilidades nombradas como "Kinesis", siendo esto lo que faculta la designación por rangos entre el C al S.
Los ámbares de este mundo se reproducen de manera muy veloz, debido a eso los conflictos con ellos son muy recurrentes ya que, por más que sean aniquilados en todas las ciudades del mundo, las mismas sufren de invasiones constantes por parte de ellos. Los territorios humanos suelen llamarles la atención debido a los rascacielos de las ciudades ya que estas bestias suelen hacer sus nidos en las alturas.
De entre todos los agentes que operan en estos momentos en servicio de protección, cierta chica de uno de los escuadrones resalta por la habilidad y la capacidad de combate que tiene. Posee cabellos castaños cortos, lleva un báculo tecnológico por el cual se observa salir electricidad naranja y al parecer trabaja sola por sí misma sin movilizarse en conjunto, a diferencia de muchos otros.
Se mueve a gran velocidad hacia la zona de conflicto y ataca con precisión a los enemigos invasores, tratándose de diferentes ámbares de colores rojizos, amarillos y verdes. de múltiples tamaños y formas.
Ella sola ha aniquilado a criaturas peligrosas que tienen dentaduras y cuerpos extraños con los cuales atacan violentamente todo a su paso.
La electrokinesis naranja que sale de ella desintegra a las bestias con el blandir de su báculo tecnológico cuando ataca. Ha derrotado a tantos ámbares por sí misma que incluso ha quitado oportunidad de acción a otros miembros que se supone que son compañeros de trabajo del mismo distrito que ella.
Su nombre es Haruka Kazumi, es una talentosa guardián de rango Superior con poder eléctrico de color naranja que ha destruido a esos monstruos y ha salvado muchas vidas en un santiamén.
Haruka Kazumi se comunica por radio a la central cuando logra acabar con las amenazas.
—En el distrito tres todo está despejado, solo hay múltiples estructuras dañadas, y muchos vehículos despedazados. Algunas personas resultaron heridas pero no se evidencia de momento, muertes civiles en este distrito…— se reporta para después cortar la comunicación y dar por terminado su trabajo.
Ella se devuelve por las calles por las que había venido corriendo hace un momento, caminando ahora de forma lenta mientras juega un poco con su báculo eléctrico el cual hace reducir el tamaño del arma mediante alguna tecnología avanzada del objeto, reduciendo su longitud.
El arma la guarda en su espalda baja cuando la misma se ha reducido lo suficiente.
—Espero algún día encontrar algo que valga la pena, creo que estos monstruos de este rango no me ayudarán en elevar mi poder, quizá deba unirme al ejército…—piensa esta chica para sí misma, pensando en alguna alternativa para volverse más fuerte.
De repente, en uno de sus rastreadores por GPS provistos por su facción de protección, se percata de una anomalía en la que, desde hace algunos meses ella y su equipo han estado observando. Ese radar detecta siempre un tipo de frecuencias que son esparcidas por una fuente de energía anómala, los cuales manejan otros grupos extraños que deambulan por la ciudad de formas misteriosas. Se fue notificado al equipo de que, cuando viesen esas anomalías, que las investigaran.
—¡Ellos! —asevera con cierta emoción debido a que sabe que esas personas extrañas manejan poderes no registrados dentro de la base de datos de la ciudad.
La anomalía en el radar no se observa específica en el dispositivo GPS sino que se ve como un radio de calor en cierta área.
Se dirige al lugar lo más rápido que puede y con ímpetu, como si quisiera en verdad hallar a alguno de esos misteriosos enemigos y enfrentarlos.
Después de mucho correr, pasa por una plazoleta comercial del distrito tres, moviéndose pasando en medio de multitud de personas que aún están nerviosos por el reciente ataque ámbar.
Una vez en el sitio, busca y trata de ubicar a alguna persona que sobresalte de alguna manera, sin embargo, ninguna de las personas que están por allí parecieran sospechosos.
—¿Será que no es aquí y que la señal proviene del centro comercial subterráneo? En ese caso debería entrar allí entonces… — habla para sí mientras se dirige hacia el centro comercial que ha dicho. Hay todo un centro comercial subterráneo justo debajo de la plazoleta en la que ella está, por lo que, pueda que el objetivo que anda buscando no se encuentre en la superficie, sino debajo.
Ella avanza hacia ese lugar para acceder al subterráneo, pero de pronto, su electrokinesis al parecer choca con una especie de campo de fuerza que le ha sorprendido de lleno, y ese campo de fuerza choca con ella de forma lateral, extrañamente.
Por donde ella ha pasado hay una banca con dos chicos sentados allí, dos chicos vestidos de negro. Uno de ellos ha volteado hacia ella y le mira sorprendido. El choque de electrokinesis provino de la misma dirección en donde están esos dos sentados, pero lo más curioso es la expresión facial de uno de los muchachos, quien al parecer fue sorprendido por ese choque del campo de fuerza.
Tiene una expresión de sorpresa igual que ella.
El aparente amigo de ese otro muchacho está asustado por igual por haber visto ese choque eléctrico extraño que sucedió en segundos.
—¿¡Qué rayos ha sido eso, Tsuyoshi!? —expresa ese otro joven en reclamo.
Ese mismo muchacho que tiene una extraña diadema amarrada al cuello con cadenas negras, deja de mirar a Kazumi para seguir hablando de lo que estuviera tratando con su amigo, sin darle importancia a lo que acaba de suceder a pesar de que pudo haber sido algo incómodo.
El choque de campos de fuerza generó muchas chispas al instante por lo que asustó a muchas personas que transitaban alrededor y a muchos robots por igual, los cuales son robots de limpieza del centro comercial, y al ver la cantidad de chispas, salieron huyendo con sus ruedas, huyendo de la zona lo más rápido que pudieron.
Esos robots ya no quieren regresar cerca de donde están aquellos jóvenes.
¿Acaso los robots pueden sentir miedo?
Kazumi intenta pasar por alto ese hecho y vuelve a fijarse en el GPS. Observa que el radio de la energía extraña que señala su dispositivo se ha reducido a un área más cercana, de casualidad.
Ella camina observando el dispositivo, y camina cada vez más lento antes de adentrarse al centro comercial. Justo antes de pasar por la entrada se detiene por completo y se voltea con dirección a aquella banca en la que están aquellos dos.
—¿Será posible…?—se pregunta mientras suda un poco. La electroestática que sintió ahora le disgustó mucho. Le hicieron sentir sensaciones desagradables que perturbaron su propio campo magnético natural.
Kazumi se decide y valientemente vuelve a caminar hacia aquella dirección volviendo a pasar por al lado de esos chicos al propio, y justo al instante en que volvió a pasar por allí el campo de fuerza eléctrico de ella volvió a chocar contra “algo” que no comprende y vuelve a ocurrir el mismo fenómeno.
Ella ahora se queda viendo a ese mismo muchacho muy enfadada.
—¡¿Cuál es tu problema?! —reclama él con tono despectivo hacia ella.
Kazumi sin pensarlo toma su báculo tecnológico y lo ataca, enviando un intento de golpe hacia el joven con eso, pero ese otro chico simplemente esquiva esa intención como si nada, doblando su cuello con reflejo oportuno.
Kazumi continúa con su ataque y esto obliga al joven a levantarse de la banca con un salto acrobático, para alejarse de la chica.
Ese misterioso muchacho no parece civil común y corriente, ha esquivado una serie de ataques complejos por parte de una chica que ha tratado contra criaturas peligrosas como si fueran nada.
—¡Identificate! —demanda ella.
—¡¿Por qué me atacas?!, ¡¿Estás loca?!
Kazumi se enoja todavía más y envía hacia él un tiro de electrokinesis puro. Su electricidad naranja sale disparada a gran velocidad hacia el muchacho, pero él, con un revés de la mano derecha ha desintegrado la emanación eléctrica como si nada, salvaguardando incluso la integridad de otras personas en el lugar.
Aquella en su desesperación intentó atinar con todo al joven sin importarle los civiles, y sin considerar tampoco el bienestar de esa persona que se supone que es alguien "normal".
El joven ahora, ha estirado su brazo en dirección a ella y ha liberado un poder negro extraño, la chica por reflejo antepuso su báculo tecnológico y esa herramienta recibió el tiro directamente. Al instante el teléfono móvil de ella, el reloj, sus dispositivos de comunicación y su arma se frieron. También todo lo eléctrico alrededor empezó a tener problemas, algunas cámaras de seguridad de la plazoleta y focos de luz se frieron por igual, quedando porciones del lugar a oscuras.
Kazumi ha quedado muy sorprendida, no sabe qué ha ocurrido. Le mira con cierto temor y resentimiento al mismo tiempo y trata de memorizar el rostro de él y decide salir corriendo del lugar.
El otro chico que está junto a este misterioso muchacho se ha acercado a él, sorprendido.
—¡Impresionante amigo!, ¡No pensaba que fueras así de fuerte! Trataste con alguien del cuerpo del protección como si nada…—comenta, teniendo un mirar de sorpresa para con el misterioso muchacho.
Ese joven solo mira a aquella persona perderse entre la multitud.
—¿En este lugar te atacan sin motivo? ¿Es eso usual?
—¡¿Qué?! ¡Aah!, ¡Para nada! O bueno, hasta hoy creía que no…—afirma su amigo, no muy seguro ahora si eso es común realmente.
Mientras esos dos asimilan eso, Kazumi corre y sube a través de las caras de un edificio cercano, adheriéndose a una de las caras del complejo para correr prominentemente hasta llegar a la azotea. Allí arriba decide tomar un poco de aire mientras hace un berrinche por enojo, quizá por esa razón había subido allí en un principio.
Intenta contactarse con su equipo de monitoreo y descubre que sus comunicadores están fritos, como si su equipo hubiera sido freído por electrokinesis por igual. También observa que su teléfono móvil se frió junto a su báculo tecnológico pero, lo que más le ha dolido es su móvil.
Ella se sienta en el suelo devastada, esa marca de móvil fue la que compró recientemente y le costó mucho dinero, le gustaba mucho.
Incluso llora un poco como una chiquilla que no está acostumbrada a perder.
—¡Te odio demasiado seas quien seas, te haré pagar por estoooo! —exclama con gran rencor, gritando, al mismo tiempo que recuerda el nefasto rostro de ese misterioso muchacho que le ha hecho eso.
Decide entonces, buscar la forma de vengarse de ser posible. Ha procurado, recordar las características más esenciales en la figura del sujeto para identificarlo después.